martes, marzo 04, 2014

Vamos Jaque, estoy aquí.

La Jaque como le hemos dicho siempre, era un poquitito malilla, siempre estábamos inventando juegos, a las tortas y panecillos de barro, el clásico de la mamá y el papá, la escondida, al doctor, a la tiña, al negocio. Era una partner, siempre me siguió a todas las locas ocurrencias, _vamos a subirnos al techo, para que la casa tenga segundo piso po’, mira si por aquí no es difícil viste pisa ahí, ahí po’ en el cerco viste, ya si mi mami no dice nada dale, ven acá mira aquí va a estar el dormitorio_.
Ni una medida del peligro a más de dos metros del piso, sólo una puerta guardada en las vigas de la construcción que ampliaba nuestra casa en Chillàn. _Oye mira compré unos cigarros ¿fumemos?, son esos rojitos, estos po Liberty los compré en el negocio ese donde tenemos la libreta. Vamos si no pasa nada, te da un poco de tos no màs, vamos allá arriba en el techo no nos va a ver nadie.
Un día me desafiaron a pelear, francamente no era muy bueno pa’ los combos, pero en el barrio no hay donde escapar, así es que a entrenarse, mmm pero con quien puedo entrenar, Jaque que tal si jugamos al boxeo, mira ponte ahí en posición, pero ponte en posición de boxeador po’ con las manos al frente, yo te tiro un combo y tú lo esquivas viste, ya po’ si tengo que practicar. _¡¡¡Pero queeeeeeee¡¡¡ estas haciendo ahí oye pegándole a tu hermana¡¡¡_ papà no entendía que no era pelea, sólo entrenamiento, en fin me costó el único zamarreo que me dio Don Sergio en mi vida y encerrado en la pieza por el resto de la tarde, sin salir a la calle.
La infancia se diluía junto con la llegada de la pubertad y en esa transición, empezaron las miradas y los cambios de relacion hacia las chicas y claro las compañeras de la Jaque, aparecían en el conjunto folclórico donde el baile y las guitarras eran un pretexto para los primeros roces y el descubrir un beso tímido y caluroso, a escondidas en la oscuridad de la convivencia. La Victoria la Sandra, la Marcela, te mandaron saludos, por cierto mis compañeros eran los que devolvían los mismos para ella, en la complicidad y la defensa ante nuestros mayores (como diría Victor) en este caso Fernando, que nos amenazaba con las penas del infierno si nos pillaba pololeando. Así entre los paseos de la escuela y el catecismo cumplimos los catorce. Viajamos solos al Turbio, cerca de Pucón donde el abuelo lideraba un aserradero, _pero ya no llores si no importa, igual vamos a llegar a Temuco y después tomamos un bus para el campo, si no es tan difícil_ le decía después que Jorge no llegara al bus para viajar con sus hermanos pequeños de Chillán al sur, _ya no llores si vamos a llegar dame la mano, vamos a estar juntos_. No podía decirte que yo tenía más miedo que tú, pero mi porfía por hacerlo era más fuerte, por desafiar el peligro y ver qué pasa.
El tiempo pasó y la crisis en Chillán se fue ahondando junto con el país, producto de la dictadura y el nuevo modelo que nos quitaba los sueños y la felicidad de la niñez, sumiendo a las poblaciones y barrios pobres de Chile en la angustia y la disgregación. Así llegó la adolescencia y la maldita condición económica, la recesión, la falta de esperanzas para la juventud y la soledad de la Hilda comenzó a mellar el clan y entre tanta desidia y dificultad empezaste a buscarte la vida como dicen los españoles. Aun podíamos aliarnos y hacernos cómplices en los carretes, pero sin duda me convertí en un toro herido por las circunstancias, en alguno de mis superhéroe para enfrentar la vida con las herramientas que me parecían más claras, estudiar, estudiar, se me puso en la cabeza la idea que la única solución a la crisis era estudiar y para eso quería salir, quería escapar igualmente de algo, de la crisis, del hambre, de la dificultad, de la pobreza material, de la desesperanza y así sacar a todos de ahí. Chillán se hundía entre los clandestinos y el silencio de la población ante la dictadura que la azotaba con la cara más terrible, los hombres más viejos se morían de cirrosis y los jóvenes se colgaban de la droga y el vino barato en las riñas callejeras, las mujeres salían de casa y buscaban en la noche o en el centro las monedas para solventar la apariencia de una ciudad sitiada por la mala clase, la ignominia de los Chicago boys y la desesperanza de los borrachos que ahogaban el futuro en pipeño, que en eso también la dictadura se ocupó de mantener el vino  barato, esa táctica es ancestral en nuestro terruño, es cosa de ver al pueblo mapuche.
A los 18 años tuve que decidir entre salir de la jungla o quedarme, sabiendo la dificultad de quedarse ahí en el barrio sola, ya no estábamos juntos, ya no podía darte la mano, asi te fuiste mar adentro hacia la tempestad de la vida y partiste un día en ese barco con los piratas que robaron tus sueños infantiles. Como buen macho empecinado me dije: no me importa si se fue, allá ella con su historia, si no quiere saber de mi, entonces para que buscarla. Sí, es verdad me enfadé, me enojé con todos, con la vida, con la realidad, con la familia conmigo mismo y me empeciné en sacar adelante las cosas, en terminar con la maldita dictadura, que nos separó. Y muchos dirán: pero que tiene que ver, los milicos y delincuentes que se llevaron el país para su casa, con tu realidad?. Todo, para mi tiene que ver con todo, pues la dictadura con su sistema económico inhumano, entra en el living de la casa, en tu cocina, en el baño (la crisis del papel higiénico), el sistema económico que manda a trabajar a las mujeres y deja a los niños en casa, que deja a las familias abandonadas a su suerte en los barrios, con droga y alcohol barato, sin atención a la infancia y a la juventud, con un padre ignorante de que la política influye en el corazón de una familia, de los niños de las mujeres y que si no se hace cargo con esfuerzo sobrehumano, pues todo se ira en  poco tiempo al carajo.
Pues bien, todo ese enojo lo vacié en darle a tu hijo lo que no podía hacer contigo, tenerte al frente zamarrearte, abrazarte y decirte atina cabra de mierda, la vida está aquí y ahora no hay que escapar de nada, dame tu mano yo estoy aquí. Cuando mamá decía parece que la vieron en algún lugar_ mira mami si ella quiere venir va a llegar, así es que ya, ya déjate de esas cosas_.
Pasaron los años y volviste del infierno, pudiste con la historia pesada del auto-destierro. Aquí estábamos nuevamente riéndonos de la desgracia, de nuestras pequeñas y grandes desgracias, con la risa sarcástica y empática para soportar los golpes, con Fernando en situación destructiva, a la deriva. Con más nietos y sobrinos, con tu hijo acercándose lentamente a conocer  su madre que siempre estuvo, gracias a la Hilda que no dejó un día de hablar de ti. Y aquí estaba para abrazarte, para disculparme de mi enojo, para acompañarte como siempre, para ser partner de nuevo, para reírnos y llorar juntos la partida de Feña, para emocionarnos con la Eloisa y sus frases para el bronce, para encontrar el espacio de tus sobrinas con la tía buena onda. Papi, pero no le digas a mi tía Sandra tu sabes, pero la tía Jaque me hace mucho reir, ella es más entretenida, puedo quedarme con ella?.

Así es que como muchas de nuestras aventuras, hay que darle pa delante, vamos a salir de ésta, que altura ni nada, que esta oscuro, nada, hay que darle pa delante, vamos a salir. Así es que ya te dejas de llorar y vamos que yo estoy aquí. No te voy a decir que tengo más miedo que tú, pero que sé que saldremos adelante, que vamos juntos como antes, como ahora, como siempre. Te amo hermanita, aunque lloraba cuando te dedicaban tanto tiempo mis papas si hasta me acuerdo de tu bautizo con esa fiesta en la casa de Chorrillos, está claro que fuiste la mas regalona, así es que con toda esa fuerza que te dieron vas a vencer a esas malditas células asesinas, vamos a combatir como un héroe inmortal, ahí vamos con fe en Dios, en el universo, en el ser humano, en todas las fuerzas de la naturaleza, no vamos a decaer vamos a dar la pelea querida hermana.

1 comentario:

Unknown dijo...

hermoso retrato de vida pedro, aqui estamos, dando lo mejor