La Jaque como le hemos dicho
siempre, era un poquitito malilla, siempre estábamos inventando juegos, a las
tortas y panecillos de barro, el clásico de la mamá y el papá, la escondida, al
doctor, a la tiña, al negocio. Era una partner, siempre me siguió a todas las
locas ocurrencias, _vamos a subirnos al techo, para que la casa tenga segundo
piso po’, mira si por aquí no es difícil viste pisa ahí, ahí po’ en el cerco
viste, ya si mi mami no dice nada dale, ven acá mira aquí va a estar el
dormitorio_.
Ni una medida del peligro a más
de dos metros del piso, sólo una puerta guardada en las vigas de la
construcción que ampliaba nuestra casa en Chillàn. _Oye mira compré unos
cigarros ¿fumemos?, son esos rojitos, estos po Liberty los compré en el negocio
ese donde tenemos la libreta. Vamos si no pasa nada, te da un poco de tos no
màs, vamos allá arriba en el techo no nos va a ver nadie.
Un día me desafiaron a pelear,
francamente no era muy bueno pa’ los combos, pero en el barrio no hay donde
escapar, así es que a entrenarse, mmm pero con quien puedo entrenar, Jaque que
tal si jugamos al boxeo, mira ponte ahí en posición, pero ponte en posición de
boxeador po’ con las manos al frente, yo te tiro un combo y tú lo esquivas
viste, ya po’ si tengo que practicar. _¡¡¡Pero queeeeeeee¡¡¡ estas haciendo ahí
oye pegándole a tu hermana¡¡¡_ papà no entendía que no era pelea, sólo entrenamiento,
en fin me costó el único zamarreo que me dio Don Sergio en mi vida y encerrado
en la pieza por el resto de la tarde, sin salir a la calle.
La infancia se diluía junto con
la llegada de la pubertad y en esa transición, empezaron las miradas y los
cambios de relacion hacia las chicas y claro las compañeras de la Jaque, aparecían
en el conjunto folclórico donde el baile y las guitarras eran un pretexto para
los primeros roces y el descubrir un beso tímido y caluroso, a escondidas en la
oscuridad de la convivencia. La Victoria la Sandra, la Marcela, te mandaron
saludos, por cierto mis compañeros eran los que devolvían los mismos para ella,
en la complicidad y la defensa ante nuestros mayores (como diría Victor) en
este caso Fernando, que nos amenazaba con las penas del infierno si nos pillaba
pololeando. Así entre los paseos de la escuela y el catecismo cumplimos los
catorce. Viajamos solos al Turbio, cerca de Pucón donde el abuelo lideraba un
aserradero, _pero ya no llores si no importa, igual vamos a llegar a Temuco y después
tomamos un bus para el campo, si no es tan difícil_ le decía después que Jorge
no llegara al bus para viajar con sus hermanos pequeños de Chillán al sur, _ya
no llores si vamos a llegar dame la mano, vamos a estar juntos_. No podía
decirte que yo tenía más miedo que tú, pero mi porfía por hacerlo era más
fuerte, por desafiar el peligro y ver qué pasa.
El tiempo pasó y la crisis en Chillán
se fue ahondando junto con el país, producto de la dictadura y el nuevo modelo que
nos quitaba los sueños y la felicidad de la niñez, sumiendo a las poblaciones y
barrios pobres de Chile en la angustia y la disgregación. Así llegó la adolescencia
y la maldita condición económica, la recesión, la falta de esperanzas para la
juventud y la soledad de la Hilda comenzó a mellar el clan y entre tanta
desidia y dificultad empezaste a buscarte la vida como dicen los españoles. Aun
podíamos aliarnos y hacernos cómplices en los carretes, pero sin duda me
convertí en un toro herido por las circunstancias, en alguno de mis superhéroe para
enfrentar la vida con las herramientas que me parecían más claras, estudiar,
estudiar, se me puso en la cabeza la idea que la única solución a la crisis era
estudiar y para eso quería salir, quería escapar igualmente de algo, de la
crisis, del hambre, de la dificultad, de la pobreza material, de la
desesperanza y así sacar a todos de ahí. Chillán se hundía entre los
clandestinos y el silencio de la población ante la dictadura que la azotaba con
la cara más terrible, los hombres más viejos se morían de cirrosis y los jóvenes
se colgaban de la droga y el vino barato en las riñas callejeras, las mujeres salían
de casa y buscaban en la noche o en el centro las monedas para solventar la
apariencia de una ciudad sitiada por la mala clase, la ignominia de los Chicago
boys y la desesperanza de los borrachos que ahogaban el futuro en pipeño, que
en eso también la dictadura se ocupó de mantener el vino barato, esa táctica es ancestral en nuestro
terruño, es cosa de ver al pueblo mapuche.
A los 18 años tuve que decidir
entre salir de la jungla o quedarme, sabiendo la dificultad de quedarse ahí en
el barrio sola, ya no estábamos juntos, ya no podía darte la mano, asi te
fuiste mar adentro hacia la tempestad de la vida y partiste un día en ese barco
con los piratas que robaron tus sueños infantiles. Como buen macho empecinado me
dije: no me importa si se fue, allá ella con su historia, si no quiere saber de
mi, entonces para que buscarla. Sí, es verdad me enfadé, me enojé con todos,
con la vida, con la realidad, con la familia conmigo mismo y me empeciné en
sacar adelante las cosas, en terminar con la maldita dictadura, que nos separó.
Y muchos dirán: pero que tiene que ver, los milicos y delincuentes que se
llevaron el país para su casa, con tu realidad?. Todo, para mi tiene que ver con
todo, pues la dictadura con su sistema económico inhumano, entra en el living
de la casa, en tu cocina, en el baño (la crisis del papel higiénico), el
sistema económico que manda a trabajar a las mujeres y deja a los niños en
casa, que deja a las familias abandonadas a su suerte en los barrios, con droga
y alcohol barato, sin atención a la infancia y a la juventud, con un padre
ignorante de que la política influye en el corazón de una familia, de los niños
de las mujeres y que si no se hace cargo con esfuerzo sobrehumano, pues todo se
ira en poco tiempo al carajo.
Pues bien, todo ese enojo lo vacié
en darle a tu hijo lo que no podía hacer contigo, tenerte al frente zamarrearte,
abrazarte y decirte atina cabra de mierda, la vida está aquí y ahora no hay que
escapar de nada, dame tu mano yo estoy aquí. Cuando mamá decía parece que la
vieron en algún lugar_ mira mami si ella quiere venir va a llegar, así es que
ya, ya déjate de esas cosas_.
Pasaron los años y volviste del
infierno, pudiste con la historia pesada del auto-destierro. Aquí estábamos nuevamente
riéndonos de la desgracia, de nuestras pequeñas y grandes desgracias, con la
risa sarcástica y empática para soportar los golpes, con Fernando en situación
destructiva, a la deriva. Con más nietos y sobrinos, con tu hijo acercándose lentamente
a conocer su madre que siempre estuvo,
gracias a la Hilda que no dejó un día de hablar de ti. Y aquí estaba para
abrazarte, para disculparme de mi enojo, para acompañarte como siempre, para
ser partner de nuevo, para reírnos y llorar juntos la partida de Feña, para emocionarnos
con la Eloisa y sus frases para el bronce, para encontrar el espacio de tus
sobrinas con la tía buena onda. Papi, pero no le digas a mi tía Sandra tu
sabes, pero la tía Jaque me hace mucho reir, ella es más entretenida, puedo
quedarme con ella?.
Así es que como muchas de
nuestras aventuras, hay que darle pa delante, vamos a salir de ésta, que altura
ni nada, que esta oscuro, nada, hay que darle pa delante, vamos a salir. Así es
que ya te dejas de llorar y vamos que yo estoy aquí. No te voy a decir que
tengo más miedo que tú, pero que sé que saldremos adelante, que vamos juntos
como antes, como ahora, como siempre. Te amo hermanita, aunque lloraba cuando
te dedicaban tanto tiempo mis papas si hasta me acuerdo de tu bautizo con esa
fiesta en la casa de Chorrillos, está claro que fuiste la mas regalona, así es
que con toda esa fuerza que te dieron vas a vencer a esas malditas células
asesinas, vamos a combatir como un héroe inmortal, ahí vamos con fe en Dios, en
el universo, en el ser humano, en todas las fuerzas de la naturaleza, no vamos
a decaer vamos a dar la pelea querida hermana.
1 comentario:
hermoso retrato de vida pedro, aqui estamos, dando lo mejor
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