lunes, octubre 30, 2006

Los Diablos rojos a Primera


Previo a llegar al Municipal de Chillán, por que así se llamaba antes que muriera el legendario Nelson “Consomé” Oyarzún, había que pasar por varias “picás”, boliches de pipeño y huevos duros, claro para mí que tenía 12 años una cocacola chica en 1 minuto. La entrada era de la mano de algún adulto o del mismo Fernando que entre tirones y forcejeos pasábamos la barrera del boletero. Aquel día todo estaba plagado de gente. _ya po’ cabro chico apúrate que no hay entradas_. Era todo euforia, Ñublense se jugaba por primera vez un paso seguro a la Primera División y claro Feña con 18 años, Jorge con 15 y yo con 11 éramos siempre seguros fanáticos del diablo en la camiseta, porque sí, en el pecho de la camiseta se pintaba un diablo, dicen que el Obispado de Chillán censuró al diablo y Ñublense cayó en una nube de derrotas, bajó a segunda división y fue uno de los peores equipos de la historia en primera división.
La camisa blanca de Fernando ondeaba al viento tratando de mantenerse en pie, a esa altura los pipeños y las celebraciones anticipadas donde la “mami” o el “Salinas”, ya surtían efecto en la desgarbada y desinhibida rebeldía del camino del infierno que corría el mayor de mis hermanos, el Kurt Kobain de la Familia, ese que nunca negó un paso al frente, que vivía al filo del límite, era su praxis inconsciente. Rara mezcla de Bowkosqui y el Tío Roberto.
El equipo de Cerenderos le ganaba a San Luis, no me acuerdo el resultado puede haber sido 2 a 1, sí el miedo que me dió el verme solo en la galería entre tanta gente, nos habíamos perdido estaba claro que pasaría, con el copete en la cabeza y las celebraciones no teníamos alternativa. No había lugar para temer, entre la algarabía y los vítores de los hinchas, los llantos saltaban espontáneamente de tanta alegría que el pueblo chillanejo soltaba al cielo azul de aquella tarde de Noviembre, tanto dolor enclaustrado en aquellos terroríficos años que como niño no veía, sino más allá del amor a una pelota y la camiseta roja de mis ídolos, el “motoneta” Muñoz o Tadeo Lugo, argentino traído por el alcalde Guzmán, mecenas del equipo rojo de Chillán aquel mítico año '76