martes, abril 24, 2007

LAS PALABRAS, ¡AY! LAS PALABRAS...

Las palabras, cierta desconfianza me han generado màs de alguna vez, esencialmente soy algo suceptible en la confianza, pues las palabras, tienen una potencia inusitada, son un océano, un tornado arrollador. El expresionismo de las palabras, nos presenta el sentido del camino a un ser, con los cinco sentidos (¿?), excepcionalmente hay otros seres que carecen de ellas, pero del ser humano ninguno, acaso se habrá descubierto alguien que no las use?, el mudo, el sordo, el que no quiere escuchar, el monje zen, nadie, no existe; por lo que, atravesarán ellas, por los siglos de los siglos, la existencia del hombre. Vaya cosa con las palabras, hieren, matan, enferman, adelgazan, extrañan, aman, esperan, emocionan, hablan, rompen, no hay nada que no hagan las palabras, son dualistas, trialistas, multiusos, una sola palabra puede desatar una hecatombe, una "bomba atómica" donde nunca explotó.
Encontré este pasaje en un contuvernio sobre palabras, "letrahora" una página de letras, el brazo armado de las palabras, por cierto.

“De la injuria, de la metáfora, de ella, “procede la injusticia gratuita hecha a todo sujeto con un atributo, mediante el que otro sujeto, es animado a atacarlo”.
Lacan nos recuerda que el ser procede del lenguaje, de lo simbólico pero de diferentes maneras; el amor inventa el ser, y el odio lo petrifica produciendo silencio.
Hoy día se intenta, que el lenguaje sea código, que sea solamente instrumento de comunicación, que no sea un pase a la diferencia y a la alteridad. En otras palabras, se pretende que haya un discurso unívoco por el cual el insulto aparecería como un intento de máxima comunicación donde se entiende todo; se comprueba que del desamor, por ejemplo en las parejas, queda un resto de insultos, intentando que el otro quede reducido y petrificado bajo la atribución injuriosa, que quede completado en relación a la significación que proviene del odio; claro que llegado ese momento, el amor, que se nutre mejor de equívocos y malentendidos, ha huido despavorido quedando sólo el silencio como la mala sombra de una desbordada pasión.
No podré definir lo que causan las palabras porque indiscutiblemente, otra la superará, por lo que la pretensión, es solamente lograr un acercamiento a lo sarcástico y pavoroso que puede ser una palabra.
“AMABLE” es alguien para amar, ¿usted es amable?_ no fíjese que yo no soy amable soy querible no más_ ah perdón muy querible entonces,_ porque podría ser odiable, muy odiable señor, gracias...”