lunes, junio 09, 2008

BIOCUENTOS (COMO UN CUENTO Nº 019)

Locos en Bonifacio (PRIMERA PARTE)

Las chapas no han sido cambiadas, para no proteger a ninguno de estos locos por el danger… (jajaja)


No es llegar y ponerse a traficar hombre, decía un viejo tránsfuga de la Calle Clemente. Llegaba la navidad y como lo haríamos para viajar, ver a la familia, comprar un regalito, ni siquiera había para hacer almuerzo. “Mc. Iver” era un amigote de aquellos que sobrevivían con dientes y muelas ante la adversidad económica, con la inteligencia que caracteriza a un agente, como este ingenioso giro sin tornillo de la investigación privada. Nuestro buen amigo entre otros recursos, tenía una red bastante bien desarrollada para el cambalache de Concholepas concholepas (el nunca bien ponderado molusco Loco), pues esta forma de pagar las cuentas de arriendo y salvar pa’l almuerzo y una que otra granjería, siempre fue apetecida por los chicos de Clemente (El Ratón, Chilo, Pedro y puntada sin hilo), pero Mck Iver como buen empresario no iba a cantar el milagro_ Por favor chicos estos contactos son peligrosos, tienes que ganar la confianza de la “costa nostra” en Niebla_. Un buen día apareció el chico Nano, nene estimulado para armar empresas de dudosa reputación y más que ello, de difíciles resultados. Considerando el contexto de la fecha y la necesidad con cara de hereje por cierto, el tío Nano convenció a la pandilla para emprender la misión hacia “Bonifacio”. Con una pequeña inversión se rentaría el 400%, sólo había que arriesgar un mínimo y entre varios saldría conveniente. Claro que ese mínimo había que sacrificarlo, porque si estaba, era para las básicas necesidades del fin de año.
El sol colgaba fuerte en la punta de la piedra más alta, en aquellos roquerios de Bonifacio, pequeña caleta al sur de Curiñanco, la noche anterior había estado muy dura, con una pésima carpa, capeando el frío y algunas gotas de lluvia, en la madrugada, más bien para no perder la costumbre. Sin considerar que la micro hasta Bonifacio serpentea un camino costero inclemente, de al menos 3 horas que, entre el polvo, las vecinas con guagua y las rancheras del chofer, ya empezaba a apestar, todo este aspecto popular de dicha gira. Con una singular roca como amaca, puntada sin hilo se mecía frente al roquerío de la orilla del mar, con los splash sonando en el oído como una bofetada de payaso en los tímpanos, como sea el cansancio arreciaba y una cuota de pereza no estaba de más, considerando lo difícil del día y la noche, anterior y ciertamente lo que se venía en la vuelta. Observaba el vaivén de aquel pequeño bote con motor fuera de borda y los buzos, obteniendo el trofeo de los chicos desde una plantación en el fondo marino, en aquellos roquerios con especial espacio para su desarrollo.

_Estamos hablando chicos de locos de este tamaño, sin trucos ni arreglines turbulentos_ decía don Manuel pescador de toda la vida en esta pequeña bahía, mostrando su gran mano semi abierta.

_Heeee¡¡ amigo vengase pac’á a comerse un loquito con nosotros_. Así fue que con tanto baiven del barquito, sumado al extraño y característico sabor de los locos en su más puro estado natural y probablemente el vino blanco, es que le llegó todo el desánimo a mi muchacho, por lo que antes de 15 min. se había prácticamente desmayado, volviendo de nuevo a la orilla a su roca elegida, mire que no estamos pa enfermedades ni “pálidas”, acá en este lugar tan recóndito.

_Bueno y cuanto es lo que Ustedes necesitan entonces?_ mire yo creo que unos 600, por el tamaño que usted nos muestra, entonces estaría bien esa cantidad, no te parece ratón_ si a mi me parece perfecto_ y como se los pretenden llevar? _bueno tenemos nuestras mochilas y como somos cuatro, 150 locos cada uno no es un cargamento muy abultado que digamos_ mmmm ya veo_, discurría meditabundo don Manuel la noche anterior, a orillas de la fogata frente al mar, fumando un cigarro negro que el mismo había fabricado desde su ánfora.

Las cartas ya estaban echadas y con los $ 100 que costaría cada loco puesto en la caleta, la utilidad del 400%, se veía más que conveniente para el desmenguado bolsillo de nuestros héroes de las montañas de Curiñanco.

_Ya chicos¡¡ por aquí están las bolsas y a colocarlas cada uno en su mochila_ espera loco pero estas son las bolsas que trajimos?, no son suficientes, aunque los locos estén frescos se pueden pasar, mira que el olor nos va a delatar a kilómetros, _puta’ pero y ¿como Mc Iver se traslada en micro y ni un drama?_ seguro ese loco tiene hasta sus fríos personales, unos cooller plásticos que parecen bolsitos deportivos, mi cabro esta a otro nivel_ Chucha nos van a cachar en la micro_ apuntaba desconcertado el Chilo, _ que micro gueón, si nos vamos a pata por el cerro_ no gueí’ son como seis horas caminando cerro arriba y el tierral te lo encargo, es pa’ morirse_ puta loco ya estamos acá hay que apechugar, ya tenemos la carga y no nos vamos a arratonar ahora_ o no rata?_ jajajaj¡¡, ya loco aseguren las mochilas no más y apuremos el tranco pa’ cruzar el cerro de día, por ahí nos encontramos un camión maderero que pasan varios_ nooo ni cagando subirse a un vehículo, pueden ir pacos, estamos en temporada de alto tráfico y los pacos andan muy agujas nos pillan con estas hue’a y nos meten la ley de tráfico por levantar la veda, te pueden meter hasta cinco años y un día_, decía el Nano arreglando la carga_. Bueno, bueno, vamos_ andando proseguía “Puntada sin hilo”. Así comenzaba un largo caminar por los cerros de la cordillera de Nahuelbuta, con el sol aún pegando en la espalda.

Al cabo de no más de una hora de caminata y habiendo subido ya varios kilómetros, la carga empezó a hacer agua y el peso se dejaba sentir en los pálidos rostros y flacuchentas espaldas de nuestros mochileros, sin dejar de mencionar que ya habían pasado algunos camiones y la arcilla y el truma’o no dejaban ver más que los ojos de nuestros amigos. _Ya gueón paremos un poco estoy re’cansado y esta bolsa va mojada parece_ yo digo que tomemos un camión es la única manera, si no yo voy a terminar tirando la esponja con esta hue’a_ ¿y vas a perder la plata que invertiste?_ no sea’i gueón_ cachen ahí viene un camión_ espera, espera yo conozco a este loco_ dijo el Chilo _es el hermano del Coné, espera que lo hago parar. Hola compadrito que andaí haciendo por aquí_ puta trabajando poh, chiiis y ustedes que hacen ¿turismo aventura?. Nada socio andabamos acampando en Curiñanco y quisimos hacerla más corta por aquí, pero puta’ ha salido arto más largo, bueno vamos los llevo yo voy pa` Valdivia, _ya pues si pa’ eso te hicimos parar_, bueno igual llevó una señora acá en la cabina, así es que ustedes se suben atrás en la carrocería_. Vale, vale compadrito ya estamos arriba.
_Que buena, ya no daban más mis patitas hombre_ ya metan las mochilas ahí debajo de esos palos de leña_ que tanto_¡¡ igual no más mételas ahí abajo deja a la vista esa que no esta mojada, ahí poh debajo de los pinos_ y a dormir compañeros.
_¿Que pasa?, _no sé estamos llegando a Valdivia y porque paramos?, _no se po’… ¡¡¡¡chuuuuucha los pacos¡¡¡¡¡, estan controlando_ ¡¡¡Cooooncha¡¡¡¡¡, te dije gueón que los pacos estaban heavy estos días_ ya calmado no más, si estas mochilas no son nuestras, si claro y yo soy el Viejo Pascuero, esta que te compra el verde_.Le decía el Nano al Puntada.

Mientras el funcionario solicitaba los documentos al chofer, el colega de menor rango recorría con su típico pasito taconeado, o sea pisando lentamente con el taco primero para luego hundir el pie en el pavimento, tomando su tiempo para observar centímetro a centímetro las características del vehículo. Nuestros cuatro amigos sentados o acostados más bien, encima de la leña tapando las mochilas repletas de locos, atónitos, perplejos se miraban unos a otros y bajo la rendija que dejaba el polvo en sus caras, miraban como el policía los observaba con suyo detalle. En ese instante se detuvo el tiempo, todo era eterno, el movimiento de las cejas del carabinero grandote, el vaivén del viento sobre la chaquetita verde, todo movimiento se detuvo por un instante, una fría fotografía delataba el lúgubre paisaje, salvo el pensamiento de mil y un castigos en las mentes de los mosqueteros loqueros que corría veloz. _Haber jóvenes podrían bajar del camión¡¡, que es eso_?, acá mi cabo acá encontré otro más con el mismo cargamento, ya que se bajen no más y retírelos, haber y quien es el famoso que trae el delito?_ muy bien tenemos a otro depredador de la naturaleza, ya abajo no más.
No acababa de pronunciar estas palabras el cabo primero, cuando se abre la puerta del copiloto en el camión y baja una abuela con su chal negro enrollado al hombro y sujetando sus lentes_ esta bien mi cabo son míos yo los encargue son dos ganchitos de pino que cortó mi cuñado, son para mis nietos, que no tienen arbolito de navidad_ oiga señora usted no sabe acaso que cortar ramas de pino esta penado por la ley, no sabe que cientos de hectáreas son arrasadas por verdaderos delincuentes que cortan los pinos para venderlos en navidad? … y blablablabla…voy a tener que incautarle estos dos arboles, el cuerpo del delito y dejarla citada al juzgado._ No será demasiado mi cabo si es para mis nietos, son sólo dos ramitas, piense usted un poco, acaso usted no tiene hijos?_ Lo siento señora pero los delitos son delitos y usted no puede andar transportando cosas indebidas, no ve que se arriesga usted y arriesga a una multa al vehículo igualmente?_

Alguno de los chicos de Clemente quiso soltar una carcajada hilarante, pero los tensos nervios de su cara y todo su cuerpo lo impidieron, sólo se escuchó un gran suspiro al comenzar el vehículo a moverse de nuevo. Efectivamente las ramas quedaron ahí en una gran ruma que tenían acopiada a la vera del camino y unas cuadras más allá, se detuvo el chofer, para decirle a nuestros amigos, ¡ya cabros hasta aquí los dejaría yo¡, aquí están en el centro tendrían que caminarla,_ No hay problema hombre nos estamos ya bajando, pucha gracias compadrito. ¡¡¡¡¡Queee¡¡¡_ No me digai’ gueón que lo mojado de las mochilas son locos… noooooo_ oye coooonch…vo’s soy gueón, puta’ no me podí hacer esto._ ¿Chuucha y que querías cumpa?, te habrías cagado entero con los pacos ahí en la revisión del puente, por suerte no sabías nada, ya mi hermano nos vamos buena suerte y puta’s, gracias loco.