Si tuviera entrenamiento de torturador
De esbirro del dolor
Si en tu espíritu no se hubiera quedado a vivir el mal
Y nada me hiciera llorar
Si tu cama no se hubiera tapizado de Satán
Y la sombra fuera el sol
Si tu alegría no fuera la crucifixión
Y tu odio una flor
Si tu huella no existiera para olvidar
y tu casa una jaula común.
Cuantas mañanas podría recordar…
Pero por Dios¡¡ tantas Quintralas quedan en este mar
Hasta cuando Zacarach.
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